miércoles, 11 de noviembre de 2015

Carina Lòpez

SEMINARIO: LENGUA Y ALFABETIZACIÓN (COHORTE 2012)
PROFESORAS: Baldengo, Ángela; Edsbver, Viviana.
ALUMNA: López, Carina.
CONSIGNA: Realizar una flexión sobre el proceso de escritura de alfabetización de una o dos hojas para leer y/o comentar.
       Comenzando con mi recorrido y mi camino lector me siento reflejada en las palabras de Jorge Larrosa cuando dice que: “Se lee porque sí, por leer. Aunque leamos para esto o para lo otro, aunque nos vayamos inventando motivos, utilidades, obligaciones, leer es sin por qué. Algún día empezó, y luego sigue. Como la vida”.[1] Y  así fue como empecé con esta materia leyendo porque sí (al principio), también me sentí presionada por el tiempo y porque me sentí intimada por la profe (ya que sabe mucho en la materia y no quería pasar vergüenza). Luego y con el pasar de la lectura me dieron ganas de querer saber más sobre el tema, pero cuando la profe me sugirió que necesitaba escritura propia me dije y ahora qué? si lo sabe todo, qué pongo? tenía miedo de defraudar, ya que una docente tiene que manejar a la alfabetización como el padre nuestro (palabras de Baldengo) y así es como releí toda la materia y comencé otra vez…
       Esta vez mi camino lector tomó otro camino, el de leer más relajada y es así como dejó  huellas tal como lo expresa Laura Devetach: “El camino lector personal no es un camino de acumulaciones ni es un camino recto. Consta de entramados de textos que vamos guardando. Unos van llamando a otros y en ese diálogo de la persona con el texto se teje una trama propia, un piso para el viaje que no es difícil de hacer crecer una vez que se descubre y se valoriza”.[2]
Entonces tomé el dossier (pero no retomé desde el principio) y empecé este viaje. Estos documentos, estas lecturas, algunas de ellas me resultaron muy interesantes para pensar la alfabetización de ayer y de hoy. Y mientras avanzaba con la lectura me preguntaba qué significa alfabetización?  Era lo que yo creía? Y mientras recorría autores (algunos desconocidos para mi, otros en cambio ya conocía de sus posturas, lineamientos…),  me invadía una sensación de incertidumbre y miedo a la vez de saber si estaba haciendo lo “correcto” como docente. Porque mucho se ha hablado y se seguirá hablando (supongo) de cómo se la define y/o utiliza y mientras sigo recorriendo autores  puedo “ver” y reconocer que se la define por una parte en una acepción original generalmente ambigua y sin aceptación, pero también se la emplea con un sentido figurativo en diversas expresiones tales como “alfabetización tecnológica, científica, informática… generando aún más en mi confusiones ¿no estamos hablando de lo mismo? Sí, estamos hablando de lo mismo, todo es alfabetización. Como docente, es a lo que nos enfrentamos hoy día (en especial las docentes de nivel inicial) y me vuelvo a preguntar si los niños están preparados para avanzar hacia el siguiente nivel educativo. Y nuevamente me invade esta incertidumbre si estoy haciendo bien mi trabajo. Porque gracias a la carrera que estoy cursando puedo afirmar con convicción que estar alfabetizado hoy es más que saber leer y escribir y estos malentendidos que pueden deberse a conceptos, malas interpretaciones, las exigencias de los padres, de los directivos, de la sociedad en general, nos cuestionan si lo que estamos haciendo, lo estamos bien, siendo (por supuesto) la alfabetización el tema central de todos.
Foto:a.b.
       Y mientras continuaba con el buceo bibliográfico me iban quedando frases puntuales como por ejemplo que la escuela debería convertirse en esa gran ocasión de la que habla Graciela Montes. Como docente alfabetizadora mi anhelo es ser parte de “esa escuela” y convertirla en “esa ocasión” y hacer todo lo posible para que los aprendizajes de mis alumnos/as se puedan ampliar poniendo mayor énfasis en el lenguaje y la comunicación facilitando el desarrollo de las destrezas  fundamentales en los niños/as las cuales son: escuchar, hablar, leer y escribir.
       Es por ello que quiero cerrar mi camino lector reconociendo que todo lo que se proponga, ofrezca para y en beneficio de los niños necesita ser acompañada por un sistema de soporte que ofrezcan los adultos. Y en la medida en que los niños participen de rutinas o formatos interactivos con los adultos, se valorice su palabra, se comprendan sus producciones gramaticales,  como parte de un proceso constructivo, y a su vez se responda a sus preguntas, se escuchen sus opiniones, se atiendan sus justificaciones, podrán desarrollar las habilidades comunicativas y lingüísticas para convertirse en usuarios competentes de la lengua oral y escrita.




[1] La experiencia de la lectura. Estudios sobre Literatura y formación. Jorge Larrosa.
[2] La construcción del camino lector. Un camino más cercano de lo que se cree. Laura Devetach.

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